miércoles, 17 de marzo de 2010

LA CIENCIA CLASICA


La formulación de teorías científicas basadas en la experimentación y expresadas en lenguaje matemático se le debe a Galileo (padre de la ciencia moderna), cuyo desarrollo estuvo precedido por la evolución del pensamiento filosófico que estableció una escisión radical entre espíritu y materia. Esta formulación aparece en cabeza de René Descartes en el siglo XVII. Para este filósofo la naturaleza se compone de dos reinos independientes: la mente (res cogitans) y la materia (res extensa). Esta concepción permitió tratar a la naturaleza como un mundo de objetos muertos que, ensamblados todos ellos formaban una enorme máquina regida por las leyes de Dios, las que obviamente eran atemporales.
La concepción cartesiana del universo como una inmensa máquina dentada, a semejanza de un gigantesco mecanismo de reloj, le lleva a una interpretación mecánico-unitaria del mundo como de los seres vivos, estos no son más que autómatas ("animales -máquinas") que son susceptibles de fabricar por su condición de sustancias extensas. Por su parte, para salvar al hombre de esta condición degradante es que formula su dualismo sustancial, asignándole no sólo un cuerpo extenso sino también una sustancia espiritual pensante inextensa.
La filosofía de Descartes fue especialmente importante en el desarrollo de la física clásica y además condicionó el modo de pensar occidental a partir de su conocida máxima "Cogito ergo sum" (pienso luego existo), frase que exaltaba el desarrollo cognoscitivo por encima de cualquier otra posibilidad de conocimiento, que desde entonces plantea una división entre los individuos como egos aislados, y de igual forma al interior de cada uno de ellos. Cada individuo se toma en consideración de acuerdo a sus inclinaciones económicas, políticas, religiosas y sociales cuya polarización sólo ha generado conflicto y violencia: frustración social, contaminación y exterminio del medio ambiente.
Se nos ha hecho creer que el mundo y la naturaleza en sí mismos se encuentran fragmentados, que existen para ser sobreutilizados y explotados cuya finalidad última del hombre es su dominación y sometimiento. Esta visión mecanicista es la que va a mantener Newton, sobre ella construye su mecánica universal, pilar del determinismo científico y por tanto de la física clásica, que se desarrolla paralelamente al auge de la manufactura y la industrialización.
Paradójicamente, esta concepción permitió el avance de la ciencia occidental, la misma que a partir del siglo XX se reencuentra con la unidad y la totalidad de los fenómenos naturales, iniciando su proceso de superación de la polarización de las formas del pensar en el marco de la interdisciplinariedad como consecuencia del reconocimiento de la complejidad de la realidad circundante.

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